El
artista plástico hispano-brasileño Otto Cavalcanti falleció el pasado 12 de
julio a la edad de 89 años en Barcelona tras una larga enfermedad.
Otto
Cavalcanti nació en Itabaiana, en el noroeste de Brasil, en 1930. Se inició
artísticamente como ilustrador publicitario en Río de Janeiro en 1952. Sus
temas favoritos, que le acompañarán a lo largo de su dilatada carrera, son la
música, la robótica, la naturaleza, y la figura humana.
En
1963, viaja a Europa. Reside en Madrid de 1963 hasta 1968 donde pinta y expone
sus obras. Luego reside dos años en Londres (1968-70) donde continúa trabajando
y exponiendo, Realiza una Exposición en la Galería Adinsell de Londres en 1969
con crítica de Sheldon Williams, entre otros. Las formas geométricas que surgen
en su etapa londinense introducen rasgos antropomorfos -Robot Humanoide (1974)-
que evolucionan hasta crear lo que se dará en llamar un nuevo estilo el
Combinismo de Formas Visuales, sintetizado en un Manifiesto que Otto Cavalcanti
publica en el diario barcelonés La Vanguardia en 1977 con una crítica elogiosa
del escritor y crítico de arte Daniel Giralt Miracle. A Londres le siguió
Paris, donde hizo una exposición en el Grand Palais en 1970. Viajó por varios países
de Europa y se instaló finalmente en Barcelona en 1970, donde se consolida
artísticamente y entra en contacto con las vanguardias en Cataluña, se integró en
la denominada Gauche Divine frecuentando los locales de moda como
Bocaccio junto a uno de sus mecenas Ramón de Batlle. Compartió momentos
inolvidables con el Grupo de artistas Dau al Set, integrado por Tàpies (quien
luego renegó del grupo), Brossa, Cuixart y Joan Ponç creadores de una pintura
surrealista con una identidad propia.
En
1984 viajó invitado a Brasil para una estancia de tres meses que se
convirtieron en 12 años que culminó con una gran exposición en la Universidad
Federal de Ceará (UFC). Del reencuentro con su cultura y su geografía surgió
una pintura innovadora llena de estímulos. Allí combinó la pintura y el dibujo
con la escultura y realizó conferencias sobre arte. Pintó grandes murales e
introdujo nuevas técnicas y materiales.
En
1996 regresó a Barcelona, una ciudad postolímpica y renovada. La capital
catalana es una de sus ciudades más queridas, la que más le atrae cuando se
ausenta de su tierra natal. Siempre se sintió a gusto con su gente, su cultura
y su clima, factores que le permitieron seguir desarrollando su larga e intensa
trayectoria. Con la madurez de su lenguaje pictórico, su obra se volvió más
colorista y personal. En las acuarelas los elementos se metamorfosean en una
amalgama de fauna y flora que mezcla sus temas clásicos, sus recuerdos de
infancia y sus vivencias de viajero cosmopolita, todo ello en medio de un clima
tropical con mucho sol, calor, energía y vegetación selvática.
Entre
el 2002 y el 2004 realizó tres exposiciones individuales en Casa Amatller.
En
el año 2005 pintó una serie de cuadros inspirado en el séptimo arte como
resultado de su encuentro con el técnico cinematográfico y coleccionista Josep
M. Queraltó, nacido en Vallbona de les Monges (Lérida). Algunos de estos
cuadros se han expuesto en exposiciones de material de cine realizadas por
Queraltó, entre otras, en la Sala Fortuny del Centre de Lectura de Reus (2006),
en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (del 20
de diciembre 2007 al 28 de enero de 2008) y en el Espacio Cultural TRAMART (del
1 de marzo al 2 de abril).
A
partir de 2006, combina estancias en Paraíba (Brasil) y Barcelona, llegando a realizar
obras en Pernambuco y Ceará y exposiciones en la Galería Archidy Picado, el
Espacio Cultural en João Pessoa, la Fundación Casa de José Américo, el Centro
Cultural Ariano Suassuna y la sede del Gobierno Municipal de Itabaiana.
En 20105 se estableció definitivamente en Barcelona.
Durante
su estancia en Barcelona, Otto hizo exposiciones individuales y colectivas. Entre otras, en 2008 – “Homenaje a mi amigo
Cuixart” en el Taller Cuixart-Barcelona-, en el 2009 en la Galería Gaudi en
Madrid, en la
sala de exposiciones del Club Náutico de Salou, y fuera de España, en Gallery Gora de Montreal (Canadá) y KunStar en Bolzano (Italia).
Otto
Cavalcanti fue nombrado caballero del Estament de Cavallers Hospitalaris de
Sant Jordi en noviembre de 2013, como reconocimiento a su larga trayectoria
profesional y su vinculación cultural con Cataluña, y fue investido caballero
Gran Placa de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V en una ceremonia
celebrada en el histórico recinto de la Sala de Reyes del Alcázar de Segovia el
15 de noviembre de 2014.
En 2009 María Luisa Pujol y Otto Cavalcanti firmaron un documento notarial por el cual ella se convirtió en su marchante. Sobre él opinaba: "Es un gran artista gráfico, dibujante y un pintor colorista muy imaginativo, inquieto e innovador. Se movió en varias lineas de trabajo buscando siempre la perfección que sabía que nunca alcanzaría pues consideraba que era enemiga de la acción y él tenía claro que su trabajo artístico no tenía fecha de caducidad". Como persona destacó: "era optimista, vital, de una alegría contagiosa, extrovertido, sencillo, un alma libre, con un gran sentido del humor. Tuvo su corazón dividido entre Itabaiana, su ciudad natal, Paraíba, Barcelona y el Mediterráneo. Era amigo de sus amigos y tuvo una rica vida social".